El viernes 25 de enero falleció a los 76 años Alberto Taberna (foto). Su nombre es sinónimo de gastronomía en ferias y exposiciones de todos los rubros, a las que aportó su calidad y saber profesional durante 52 años ininterrumpidos (su primera participación fue en la Feria Fantástica de la Solidaridad en 1960).
Una enfermedad irreversible, que eclosionó en los últimos meses del año pasado, se llevó a este entrañable protagonista de la actividad de ferias y congresos durante medio siglo. Acompañamos en el dolor a su esposa Mercedes, y a sus hijos Adrián, Fabián y Viviana, y a sus siete nietos.
Taberna era un riguroso de la relación calidad y beneficio, con buena presencia y simpatía cuidaba los detalles del sabor, pero también la capacitación de los mozos, que estuvieran prolijos y uniformados, incluso se preocupaba por armonizar diseño y colores de manteles, y que el servicio fuera siempre de primera calidad. Participó en todas las ediciones de la Feria Internacional del Libro en el Centro Municipal de Exposiciones y en las del Libro Infantil, y también participó como concesionario de casi todas las ediciones de la Exposición Internacional del Envase y el Embalaje, y la Exposición de la Máquina Herramienta, Emaqh, entre otras muestras industriales. Su único trabajo pendiente fue la CEMCA de febrero 2013.
Visitaba las exposiciones universales –como Lisboa 1998, donde compartimos varios días la recorrida del recinto, al igual que en Hannover 2000- para consustanciarse con los avances e innovaciones que luego aplicaba en el día a día local. En las exposiciones ganaderas desarrolló restaurantes para diferentes asociaciones de criadores, y en 1983 por su impulso se levantó el Pub de La Rural, un espacio de 300 m2 para 200 personas, donde se realizaron múltiples eventos y reuniones con su signo de calidad en la gastronomía. Además de maestro de la carne vacuna, era un creador de paellas incomparables. Es el profesional que estuvo a cargo de la gastronomía en mayor cantidad de exposiciones en la historia de nuestro país (un récord difícil de superar).
Lo recordaremos siempre como un destacado profesional, pero sobre todo como un gran tipo, un gran amigo de sus amigos. Muy generoso, no medía esfuerzos para colaborar con los demás y brindarse siempre con alegría.
Nos queda un gusto amargo tras la noticia, y la certeza que de aquí en más a la comida en las exposiciones le faltará un condimento especial que extrañaremos en el paladar y en el corazón.
Juan Carlos Grassi
Director
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